Que no pare la samba
Para satisfacción de toda Latinoamérica, Brasil regresó al máximo sitial olímpico en voleibol, clasificación masculina, con la justeza y maestría que ha acompañado a otros triunfadores en las versiones anteriores de los Juegos Estivales.
Tras lograr una pizarra de 3-1 (25-15, 26-24, 25-20, 25-22) se convirtió en el tercer elenco que sumerge a Italia en la tragedia de ser multicampeón mundial y carecer del cetro de las máximas citas cuatrienales.
El Brasil de Rezende es, sin dudas, un elenco de muchísimo lujo. Asistieron a la definición y desde que entraron a la cancha Paz y Amistad de esta ciudad mostraron el paso de jugadores seguros de sus capacidades para desbordar cualquier obstáculo.
Así, en todo momento intentaron y consiguieron sorprender a los italianos con varias combinaciones ofensivas. A la defensa entregaron la vida para replicar ante los embates casi imposibles de frenar.
Esos muchachos le hicieron un añorado regalo a Brasil. Desde los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, su torcida no disfrutaba la victoria de su equipo en un entorno de esta naturaleza.
La selección auriverde es la más auténtica de este ciclo. Esperó doce años para acceder a la cumbre. Transitado por etapas de baja porque no coincidieron, como ahora, una generación de voleibolistas capaces.
Ahora está en el clímax. Tiene todos los atributos que requiere un elenco para sobresalir de manera convincente, al punto de acumular solamente una derrota en el concurso donde se escenificaron siete decisiones con cinco parciales de brega.
Fernanda Venturini, la estelar pasadora de la selección nacional femenina de aquella nación es la esposa de Rezende. En un lapso me contó: Estaba seguro de que podría ganar el título, pero también preocupado por esta última fecha de competencia. Tan pronto terminó el cotejo, llamó a nuestra hija de dos años para decirle que era campeona olímpica. No sé como hace para mantener ese espíritu de victoria entre esos chicos. Sólo veo que ya ha perdido el pelo y cada día tiene más arrugas.,
Italia todavía no es. Deberá esperar otros cuatro años para convertirse en líder de esta fiesta cuatrienal. Y la espera se extenderá a 16 temporadas.
Gianpaolo Montali, el mismo técnico que aseguró en la capital de todos los cubanos ser un ganador pedió la apuesta frente a los auriverdes. En una ocasión como esta que él atraviesa, la vida pesa. Aquí perdió la oportunidad de proclamarse rey Midas como lo había pronosticado.
Tras lograr una pizarra de 3-1 (25-15, 26-24, 25-20, 25-22) se convirtió en el tercer elenco que sumerge a Italia en la tragedia de ser multicampeón mundial y carecer del cetro de las máximas citas cuatrienales.
El Brasil de Rezende es, sin dudas, un elenco de muchísimo lujo. Asistieron a la definición y desde que entraron a la cancha Paz y Amistad de esta ciudad mostraron el paso de jugadores seguros de sus capacidades para desbordar cualquier obstáculo.
Así, en todo momento intentaron y consiguieron sorprender a los italianos con varias combinaciones ofensivas. A la defensa entregaron la vida para replicar ante los embates casi imposibles de frenar.
Esos muchachos le hicieron un añorado regalo a Brasil. Desde los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, su torcida no disfrutaba la victoria de su equipo en un entorno de esta naturaleza.
La selección auriverde es la más auténtica de este ciclo. Esperó doce años para acceder a la cumbre. Transitado por etapas de baja porque no coincidieron, como ahora, una generación de voleibolistas capaces.
Ahora está en el clímax. Tiene todos los atributos que requiere un elenco para sobresalir de manera convincente, al punto de acumular solamente una derrota en el concurso donde se escenificaron siete decisiones con cinco parciales de brega.
Fernanda Venturini, la estelar pasadora de la selección nacional femenina de aquella nación es la esposa de Rezende. En un lapso me contó: Estaba seguro de que podría ganar el título, pero también preocupado por esta última fecha de competencia. Tan pronto terminó el cotejo, llamó a nuestra hija de dos años para decirle que era campeona olímpica. No sé como hace para mantener ese espíritu de victoria entre esos chicos. Sólo veo que ya ha perdido el pelo y cada día tiene más arrugas.,
Italia todavía no es. Deberá esperar otros cuatro años para convertirse en líder de esta fiesta cuatrienal. Y la espera se extenderá a 16 temporadas.
Gianpaolo Montali, el mismo técnico que aseguró en la capital de todos los cubanos ser un ganador pedió la apuesta frente a los auriverdes. En una ocasión como esta que él atraviesa, la vida pesa. Aquí perdió la oportunidad de proclamarse rey Midas como lo había pronosticado.
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