China en la cúspide pero sigue asediada
Al parecer la selección China de voleibol, clasificación femenina, guardó todas sus energías para el momento cumbre de estos XXVIII Juegos Olímpicos y subió a la cima de los montes Imittos y Paritha, las elevaciones atenienses destinadas, según cuentan, a los laureados en esta fiesta cuatrienal
En la polideportiva Paz y Amistad de esa ciudad, las asiáticas fueron íntegras y determinadas hasta concluir la tarea que le propició a esa nación cuarta medalla olímpica y segunda de oro después de de la cita celebrada en Los Ángeles, Estados Unidos, en 1984.
China borró de muchas libretas anotaciones y cámaras de video una frase que las perseguía, por causa de sus rendimientos internacionales que: Son grandes en su cancha. Fuera de ellas, un competidor como otros.
Por segunda ocasión consecutiva ell director técnico ruso Nikolai Karpol tuvo una noche de desvelo, tras la conclusión del máximo certamen deportivo. En Sydney su elenco perdió el carácter soñado por cualquier adiestrador ante las Espectaculares Morenas del Caribe. Ahora, ante China. No obstante la prominencia en clásicos de elevado rango, son incapaces de quitarle brillo al rival que pretende enviarlas al vestuario. Junto a las brasileñas, poseen el record de más lágrimas derramadas en duelas de esta naturaleza, porque nunca definen en el cara o cruz.
Los elencos de Cuba y Brasil rememoraron el hecho ocurrido en la localidad estadounidense de Atlanta en 1996. En aquella ocasión se midieron en pos del boleto hacia la final. El cotejo concluyó por 3-2 sets favorable a nuestras muchachas.
La selección cubana obedeció al razonamiento del filósofo griego Heráclito de Efeso: Aguas pasadas no mueven al molino, y superó a su similar de Brasil 3-1 sets (25-22, 25-22, 4-25, 25-17) en la discusión de la medalla de bronce.
Todos los observadores reunidos en la sala con capacidad para 16 mil personas elogiaron el comportamiento de las caribeñas. Ellas les entregaron un aspecto muy valorado. No obstante el revés sufrido ante el China en semifinales, salieron a la duela dispuestas a regresar a casa con uno de los lauros de la cita.
También lograron un escaño que aunque no se compile oficialmente, sirve de ejemplo para el mundo de la disciplina. No obstante la inexperiencia, acudieron a cuatro desafíos extendidos a cinco sets y vencieron en dos oportunidades. Ninguna formación con esas características ha sobrevivido a esa trayectoria. Ello las acredita como una de las importantes para el venidero cuatrienio deportivo.
Pese a transitar de manera inmaculada por la ronda preliminar Brasil no pudo quitarse el estigma de ser un perdedor en semifinales. Y ahora a ese calificativo añadieron otro más, pues tampoco vencieron en el desafío por la medalla de bronce y dejaron una pobre imagen en el debate.
Las acomodadoras Fernanda Venturini, y Helia Rogeria de Souza (FOFAO) y Virna Dias, se retiran de la selección nacional. Declinan tres horcones auriverdes. Me parece que el camino de esa nación palidecerá, por lo menos, durante par de años del nuevo ciclo.
Italia ganó aquí la misma categoría del equipo de varones. Las campeonas mundiales estuvieron ausentes de la final.
Estados Unidos fue multiplicado por cero inexplicablemente. El Sudcorea despertó expectativas en los eventos precedentes a esta controversia. Aquí desvaneció. Las japonesas volvieron al contexto olímpico y regresaron con las manos vacías. Esa valoración no sirve para caracterizar al República Dominicana. Las antillanas exhibieron la presencia de un colectivo ubicado en un certero camino. Las anfitrionas participaron. Solamente eso se esperaba de ellas.
En la capital helénica terminó otra historia del voleibol olímpico. Durante la clasificatoria se efectuaron seis partidos extendido a cinco parciales. En breve, por decirlo de alguna manera, empezará otro capítulo de la disciplina que, por última no es menos importante.
China, Rusia, Cuba y Brasil están en la cúspide de la disciplina. Son los cuatro grandes. Pero los colectivos técnicos de cada bando sabe del asedio de otros con glamour y que perecieron de muerte súbita.
En la polideportiva Paz y Amistad de esa ciudad, las asiáticas fueron íntegras y determinadas hasta concluir la tarea que le propició a esa nación cuarta medalla olímpica y segunda de oro después de de la cita celebrada en Los Ángeles, Estados Unidos, en 1984.
China borró de muchas libretas anotaciones y cámaras de video una frase que las perseguía, por causa de sus rendimientos internacionales que: Son grandes en su cancha. Fuera de ellas, un competidor como otros.
Por segunda ocasión consecutiva ell director técnico ruso Nikolai Karpol tuvo una noche de desvelo, tras la conclusión del máximo certamen deportivo. En Sydney su elenco perdió el carácter soñado por cualquier adiestrador ante las Espectaculares Morenas del Caribe. Ahora, ante China. No obstante la prominencia en clásicos de elevado rango, son incapaces de quitarle brillo al rival que pretende enviarlas al vestuario. Junto a las brasileñas, poseen el record de más lágrimas derramadas en duelas de esta naturaleza, porque nunca definen en el cara o cruz.
Los elencos de Cuba y Brasil rememoraron el hecho ocurrido en la localidad estadounidense de Atlanta en 1996. En aquella ocasión se midieron en pos del boleto hacia la final. El cotejo concluyó por 3-2 sets favorable a nuestras muchachas.
La selección cubana obedeció al razonamiento del filósofo griego Heráclito de Efeso: Aguas pasadas no mueven al molino, y superó a su similar de Brasil 3-1 sets (25-22, 25-22, 4-25, 25-17) en la discusión de la medalla de bronce.
Todos los observadores reunidos en la sala con capacidad para 16 mil personas elogiaron el comportamiento de las caribeñas. Ellas les entregaron un aspecto muy valorado. No obstante el revés sufrido ante el China en semifinales, salieron a la duela dispuestas a regresar a casa con uno de los lauros de la cita.
También lograron un escaño que aunque no se compile oficialmente, sirve de ejemplo para el mundo de la disciplina. No obstante la inexperiencia, acudieron a cuatro desafíos extendidos a cinco sets y vencieron en dos oportunidades. Ninguna formación con esas características ha sobrevivido a esa trayectoria. Ello las acredita como una de las importantes para el venidero cuatrienio deportivo.
Pese a transitar de manera inmaculada por la ronda preliminar Brasil no pudo quitarse el estigma de ser un perdedor en semifinales. Y ahora a ese calificativo añadieron otro más, pues tampoco vencieron en el desafío por la medalla de bronce y dejaron una pobre imagen en el debate.
Las acomodadoras Fernanda Venturini, y Helia Rogeria de Souza (FOFAO) y Virna Dias, se retiran de la selección nacional. Declinan tres horcones auriverdes. Me parece que el camino de esa nación palidecerá, por lo menos, durante par de años del nuevo ciclo.
Italia ganó aquí la misma categoría del equipo de varones. Las campeonas mundiales estuvieron ausentes de la final.
Estados Unidos fue multiplicado por cero inexplicablemente. El Sudcorea despertó expectativas en los eventos precedentes a esta controversia. Aquí desvaneció. Las japonesas volvieron al contexto olímpico y regresaron con las manos vacías. Esa valoración no sirve para caracterizar al República Dominicana. Las antillanas exhibieron la presencia de un colectivo ubicado en un certero camino. Las anfitrionas participaron. Solamente eso se esperaba de ellas.
En la capital helénica terminó otra historia del voleibol olímpico. Durante la clasificatoria se efectuaron seis partidos extendido a cinco parciales. En breve, por decirlo de alguna manera, empezará otro capítulo de la disciplina que, por última no es menos importante.
China, Rusia, Cuba y Brasil están en la cúspide de la disciplina. Son los cuatro grandes. Pero los colectivos técnicos de cada bando sabe del asedio de otros con glamour y que perecieron de muerte súbita.
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