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Poey demoró pero llegó

Poey demoró pero llegó ABELARDO OVIEDO

FOTO FIVB
No obstante su escasa participación en las subseries de las anteriores Ligas Mundiales de Voleibol (LMV), y de otros eventos en el pasado cuatrienio, el atacador Raidel Poey despertó este año comentarios entre los expertos que presenciaron su desempeño en la decimosexta versión del clásico anual.

En la temporada del 2003, para fijar una campaña, el capitalino de 1,98 metros de talla y con posibilidades de golpear la pelota a una altura de 3,60 metros e interferir los remates a una de 3,40 metros, convenció a los todavía escépticos acerca de su capacidad para jugar buen voleibol. Sucedió en Serbia y Montenegro. Desde que ingresó a la cancha, su quehacer fue muy eficaz.

Quizás algunos rivales lo consideraron demoledor. Tras aquella actuación, Lorenzo Martínez, integrante del equipo cubano medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Montreal, le dijo: “Cuando te lo propongas, serás un jugador de clase mundial”.

Tal vez esa noche el joven interiorizó poco la observación del veterano; pero ya la comprobó, porque en este 2005 se produjeron cambios sustanciales en su accionar.

En la versión liguera que concluyó hace unas semanas en Belgrado, la capital de Serbia y Montenegro, el elenco nacional obtuvo el tercer lugar. Poey fue uno de los principales protagonistas del regreso al podio de premiación, pues destrozó —sistemáticamente— las barreras impuestas por los adversarios sobre la net.

Esa autoridad ofensiva también la reconocieron los directores técnicos de los equipos en las habituales conferencias de prensa celebradas antes de los encuentros. El técnico italiano Gian Paolo Montalli aseguró: “Me gusta venir a Cuba porque la afición es muy conocedora del deporte. Obtendremos el éxito que necesitamos, si logramos reducir la anotación de Poey. Es un jugador muy fuerte”.

Su homólogo búlgaro Martin Stoev apuntó: “Esperamos tener mejores rendimientos ahora. Para lograr ese objetivo, mis alumnos deben defender bien ante la constante y efectiva actividad de Poey a la ofensiva”.

La opinión del francés Phillipe Blain fue casi similar a la de Stoev: “Queremos despedirnos del torneo con una dinámica de juego que nos permita buenos resultados en los venideros certámenes.

Esta vez la oposición será mayor porque los cubanos están en su casa. Calculamos en qué por ciento Poey impediría nuestra planificación. Ojalá no nos hayamos equivocado”.

Raidel Poey concluyó su participación en la LMV con impresionantes dígitos.

Acumuló 262 puntos e impuso una cota. Es el único voleibolista que ha conseguido ese rendimiento en la historia de la cita. En la final anotó 50 en los tres partidos disputados. Ocupó el tercer peldaño entre los sacadores con 0,85 unidades por set. El líder fue el serbiomontenegrino Ivan Milikkovic con 0,92. Resultó uno de los diez mejores en efectividad en el ataque con 50,83%. Archivó 27 unidades por intermedio del bloqueo, cinco más que en el 2004. Ello es inusual en un atacador opuesto, pues su función esencial es la ofensiva y el saque. Los bloqueadores centrales sí tienen elevados índices en ese apartado. El mayor es 35 puntos.

Pero en Belgrado no terminó la estela triunfal de Poey. En el premundial de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe celebrada en nuestra capital, lideró a los anotadores, con 68 puntos, pese a tener menos permanencia en el terreno que sus similares de otras naciones. Y en el foro continental de Winnipeg, Canadá, fue nominado como el jugador más valioso. Allí llevó 92 unidades al pizarrón en cinco jornadas.

El joven vecino del populoso municipio de Centro Habana transita por un buen momento deportivo. Demoró pero llegó. Aún tiene deudas pendientes como sobrepasar —claramente— al siempre desafiante bloqueo de los brasileños y también al de los gigantones rusos. Parece que ese reto no le quita el sueño, sino que espera la ocasión para ofrecer revelaciones.

En el 2006 será más intenso el ajetreo en las canchas de voleibol, especialmente en las salas destinadas para las porfías del campeonato mundial. El seleccionado nacional clasificó para esa justa. En la trayectoria que describa en territorio nipón, también incidirá mucho el comportamiento del ya curtido atacador que dedica parte de su tiempo libre a escuchar la música de moda.

Por eso él hace pública sus intenciones para esa lid: “Quiero realizar una buena actuación y me prepararé bien”.

Y siempre les recuerda a los más —y menos—próximos a él: “Nunca olviden criticarme. Así me ayudan”.

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